Aplicando el concepto de economía circular, el proyecto de la Universidad de Concepción, apoyado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), le entregará una segunda vida a los despojos evitando que estos sean quemados o desechados en vertederos. Utilizando residuos como escobajo (racimo de uvas), chala de choclo (hoja), coronta del choclo y la cáscara de la castaña, se crearán ecotableros que se destinarán a diversos usos como revestimiento para superficies (pisos flotantes), uso decorativo, de interior e incluso paneles aislantes, térmicos e ignífugos.

Esto es parte de un proyecto de economía circular impulsado por la Universidad de Concepción y la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) que, si se masifica, permitiría aprovechar más de 2 millones de toneladas de residuos al año.

“A nivel nacional, la industria vitivinícola en 2019 produjo aproximadamente 500 mil toneladas de residuos entre orujo escobajo y sarmiento; la industria del maíz produce alrededor de 1,5 millones de toneladas de residuos al año y la industria emergente de la producción de castaña, en los últimos 3 años, ha alcanzado las 1.200 toneladas de residuos de piel de castaña”, explica Juan Pedro Elissetche, director del proyecto y docente de la Facultad de Ciencias Forestales y asociado al Centro de Biotecnología de la Universidad de Concepción.

Esto evitará que tales despojos sean quemados o dejados en vertederos, dotándolos de una segunda vida. “Las soluciones actuales para el manejo de los residuos apuntan a su quema, y últimamente, a su utilización en compostaje y fabricación de pellets, todas ellas insuficientes para dar cuenta de la cantidad generada”, dice Elissetche. En la actualidad, el proyecto ya está desarrollando los prototipos, buscando validar las condiciones técnicas de los tableros, centrándose en la densidad y espesor que tendrá la versión final.

Obteniendo los residuos

Para obtener los residuos necesarios para la construcción de los ecotableros, Juan Pedro Elissetche explica que han alcanzado un acuerdo con la Viña San Pedro, la que proveerá el escobajo para la fabricación. “Su interés es darle valor a uno de sus más grandes residuos de producción orientado al concepto de economía circular”, dice Elissetche.

Por otra parte, las semillas de grano grueso, provenientes principalmente del maíz, canola, frejol, maravilla y soya, serán facilitadas por Curimapu Ltda, empresa que se encarga de producir, procesar y exportar tales semillas. “En época de cosecha, se generan desechos agroindustriales provenientes de los frutos y residuos de la cosecha de semillas”, asegura el líder del proyecto. Mientras que los residuos de cáscara de castaña serán aportados por un grupo de productores de la región de Ñuble.


La chala (izquierda) y coronta (derecha) del maíz son parte de los residudos que se utilizarán para confeccionar los ecotableros. Crédito: FIA

Por qué estos residuos

Estos residuos fueron escogidos debido a que presentan un alto contenido de lignina, especialmente la de tipo G, que es altamente condensada y de difícil degradación. Por lo mismo, al mezclar todos estos despojos, se conformará un producto que “puede usarse en reemplazo del aserrín de pino radiata que es utilizado de manera convencional”, explica Elissetche.


Los residuos detallados anteriormente fueron escogidos debido a su alto contenido de lignina, lo que se encuentra altamente concentrada y es de difícil degradación. Crédito: FIA

De todas formas, para lograr construir tales tableros, el proyecto cuenta con el apoyo de la empresa Oxiquim que facilitará el suministro de resinas y el apoyo técnico para el escalamiento, mientras que EasySupply, ligada al sector de la construcción, desarrollará y comercializará los ecotableros. “El proyecto, que finaliza el 2022, ojalá para esa fecha se tenga una visibilidad económica de posibles empresas que quisieran adoptar este producto y fabricarlos”, dice el académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la U. de Concepción.

Buscando innovar  

El director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre, afirma que las cifras de materiales que se terminan desechando representan una oportunidad de avance y desarrollo en el ecosistema de innovación, como lo que sucede con este proyecto.
“Si bien es una iniciativa que está recién comenzando es importante relevar el interés de quienes arduamente proponen soluciones. Este proyecto corresponde a una propuesta de la Convocatoria Nacional, concurso que hoy se encuentra con las postulaciones abiertas hasta el 20 agosto así que el Ilamado es a que más personas se incentiven a resolver problemáticas del agro, donde la economía circular es parte importante dentro del manejo productivo sustentable para la mitigación al cambio climático”, dice Eyzaguirre.

Por ello, si hay más productores o interesados en proyectos de innovación, pueden postular hasta el 20 de agosto a través de la página de FIA.

Crédito: Rolando Araos Millar

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