La investigación es dirigida por Dr. Narciso Aguilera, académico del Departamento de Silvicultura y Director del Proyecto UCO 1795 “Fortalecimiento de las capacidades y gestión analítica de la Universidad de Concepción para contribuir a la producción y comercialización de productos hortofrutícolas inocuos en las regiones de Ñuble y del Biobío”.

La necesidad por consumir a alimentos sanos y tener la certeza de no consumir residuos de plaguicidas y evitar la contaminación del medioambiente, dio origen a la agricultura biodinámica acuñada por Rudolf Steiner en 1924. Esta preocupación tomó mucha más fuerza en 1962, al publicarse el libro “Silent Spring” (Primavera Silenciosa), escrito por Rachel Carson, que denunció de manera visionaria el impacto negativo de plaguicidas en el medioambiente, particularmente sobre los seres humanos y las aves. Inspirados por estas obras, y por los antecedentes marcados durante aproximadamente 80 años de “Revolución Verde”,  un grupo multidisciplinario de investigadores de la Universidad de Concepción está llevando a cabo estudios para explorar la contaminación por plaguicidas químicos sintéticos en las matrices de frutas y hortalizas más consumidas en Chile.

Con aportes de fondos regionales de educación, el equipo de académicos constituye una primera línea de investigación en la UdeC que se dedica a estudiar holísticamente la contaminación por plaguicidas, basado en perspectivas agronómicas, químicas, biológicas, antropológicas y sociales, como un vínculo directo entre el campo y la academia para contribuir a la inocuidad alimentaria y a la alimentación saludable, a través de la participación de investigadores de las facultades de Ciencias Forestales, Farmacia, Ciencias Naturales y Oceanográficas, Humanidades y Arte.

Dr. Narciso Aguilera Marín, Ingeniero Agrónomo y Doctor en Ciencias Biológicas, indicó que para este proyecto han trabajado con diversos actores, entre ellos productores quienes han abierto sus predios para realizar los estudios. También el aporte de las autoridades de todas las áreas ha permitido que se desarrollen las actividades sin limitaciones, en las cuales participa toda la comunidad, con especial atención en el aporte de los ancianos y niños, así como funcionarios gubernamentales y empresas convocadas.

Junto a Dr. José Becerra (Lab. Química Productos Naturales), Dr. Andy Pérez (Lab. Fitometabolómica), Dr. Rodrigo Hasbún (Lab. Epigenética Vegetal), Dra. Lubia Guedes, Dra. Noelia Carrasco y Dr(c). Alejandro Vallejo, entre otros investigadores tesistas y estudiantes, el equipo del UCO 1795 ha realizado interesantes hallazgos. Por ejemplo, en la matriz de hortalizas con las que trabajan, en la que se ha identificado mayor cantidad de contaminantes plaguicidas ha sido en lechuga, acelga, tomate, puerro, cilantro, perejil, repollo, rábano. Cuando se superan los límites máximos residuales establecidos por el Codex Alimentarius (FAO) y por el que Chile se rige, ocurre una transgresión.

Principales hallazgos en los límites máximos de residualidad (LMR) de plaguicidas:

“Dentro de los insecticidas, por ingrediente activo destaca la presencia de etiofencarb y ciromazina. Dentro de los herbicidas, metribuzina y linuron. Dentro de los fungicidas, tritriconazol y propiconazol. Los fungicidas han ocupado el 50% de la cantidad de contaminantes que hemos podido detectar. Los insecticidas y herbicidas están presentes en más o menos un 25% cada uno. La mayor cantidad de transgresiones, es decir, las concentraciones por encima de lo que debe consumir un ser humano y en algunos casos un animal, han sido de fungicidas y herbicidas. Hemos detectado etiofencarb, prohibido en Chile por Resolución N° 714 exenta desde julio de 2002 y sin embargo sigue apareciendo. Y en el caso de metribuzina, está prohibido desde 2019 y continúa detectándose”, relató Dr. Aguilera.

Algunos plaguicidas tienen un periodo de permanencia muy grande. Hay casos en los que se han detectado plaguicidas en el cultivo de tomate y sin embargo, el productor no había utilizado ese producto químico, y fue porque anteriormente se cultivó papá en ese mismo predio, donde se había aplicado el plaguicida detectado. El problema es que está presente y aparece en los cultivos siguientes, pues algunos plaguicidas permanecen por mucho tiempo antes de degradarse y desaparecer. “Nosotros trabajamos en tres escenarios, con predios o plantaciones en proceso, ferias libres y supermercados. Según nuestros muestreos, la mayor cantidad de transgresiones ocurrieron en ferias libres, seguido por las plantaciones en proceso y por último los supermercados. Estos últimos no están completamente libres de contaminantes, pero hay menos transgresiones por los protocolos que se les exigen a los productores que tienen convenios con los supermercados. De esta manera, los vegetales que se comercializan en supermercados presentan menores transgresiones respecto de lo que se vende, por ejemplo, en ferias libres”, detalló el Director del Proyecto.

En cuanto a la vinculación con empresas, Organifruits Chile ha estado presente apoyándoles de diversas formas y su aporte no solo es a la investigación, sino que también en la docencia y formación de capital humano. “Tenemos dos estudiantes de la carrera de Ingeniería en Biotecnología Vegetal que están vinculados a temas relativos al Proyecto UCO1795, como Pedro Muñoz Manchuca con la investigación “Contraste de residuales plaguicidas en berries procedentes de modelos de producción convencionales y orgánico”; así como a Diego Espinoza Arros con la investigación “Transgresividad de límites máximos residuales en especies olerícolas producidas y comercializadas en las regiones de Ñuble y Biobío”. También se desarrolló durante dos años un postdoctorado, ejecutado por la Dra. Lubia Guedes enfocado a determinar la frecuencia de transgresiones en las hortalizas y frutas consumidas en estas regiones y proponer bioplaguicidas para mitigar esta problemática”, puntualizó el profesor Aguilera.

Para tener un futuro más prometedor en materia de producción de alimentos, se requieren modelos de producción agrícolas más sustentables, basados en prácticas de agricultura biodinámica, agricultura orgánica y de agroecología, de manera que se minimice la contaminación de alimentos, suelos, aguas y en sentido general el medioambiente. Es una necesidad urgente transitar a modelos más limpios, seguros y cercanos a la naturaleza. Las hortalizas y frutas significan una parte relevante de la dieta humana. Esto es considerado por su gran aporte de nutrientes, fibras y vitaminas; pero a la vez su consumo sistemático y creciente puede constituir una de las principales vías para que los seres humanos ingieran contaminantes plaguicidas contenidos en hortalizas y frutas, lo que significa un problema de consideración. Ante esta problemática, todos los actores, ya sean productores, autoridades y consumidores debemos actuar en consecuencia. La alimentación saludable y la inocuidad alimentaria no es una opción, sino un derecho y una necesidad.


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