El plan involucra 13 predios ubicados entre las regiones del Biobío y La Araucanía que han sido reforestado con roble, raulí y coigüe, especies que han mostrado altas tasas de crecimiento.

Una superficie superior a las 600 hectáreas han sido reforestadas con especies nativas en los últimos cinco años, a través de un trabajo conjunto de Foresta Nativa  -iniciativa adscrita a la facultad de Ciencias Forestales de la UdeC- y Enel en el cumplimiento de  compensaciones pendientes de reforestación, vinculadas a la Central Hidroeléctrica Ralco.

El equipo de Foresta Nativa realizó diversas campañas de búsqueda de predios deforestados de aptitud preferentemente forestal (APF) entre las regiones del Biobío y La Araucanía, con el fin de prospectar y evaluar predios potencialmente elegibles para iniciar la reforestación con roble (Nothofagus obliqua), raulí (Nothofagus alpina) y coigüe (Nothofagus dombeyi).

De estos predios se seleccionaron no solo los que cumplían con los requisitos establecidos por la resolución, sino que también con los criterios técnicos establecidos por Foresta Nativa que aseguraban el éxito de la reforestación. Esta iniciativa, como otras desarrolladas por Foresta Nativa, emerge del propósito de impulsar la necesidad de añadir y promover estándares técnicos internacionales de restauración ecológica y reforestación en la compensación ambiental de bosques.

El co-director de Foresta Nativa, Dr. Felipe Aburto Guerrero, indicó que “este proyecto ha permitido además desarrollar investigación fundamental en los efectos de la degradación en el funcionamiento de los ecosistemas de bosques y su relación con la provisión de servicios ecosistémicos, además del desarrollo de experimentos para mejorar las prácticas de reforestación y restauración ecológica”.

Foresta Nativa colabora de manera cercana con investigadores del Laboratorio de Ecología de Paisaje (LEP) y el Laboratorio de Investigación en Suelos, Aguas y Bosques (Lisab) de la UdeC.

El director del Laboratorio de Ecología de Paisaje y co-director de Foresta Nativa, Dr. Cristian Echeverría Leal, explicó en el marco del proyecto que “estas especies nativas del género nothofagus (roble, raulí y coigüe) han presentado altas tasas de crecimiento, no lejos a las registradas comúnmente en las especies exóticas”.

El académico también destacó que Foresta Nativa y LEP han generado redes internacionales con expertos de la Society for Ecological Restoration (SER), así como la International Union for Conservatorion of Nature (IUCN), que refuerzan la generación de nuevo conocimiento y la práctica de la restauración ecológica.

Investigaciones de vanguardia

Foresta Nativa es liderado por un sólido equipo de investigadores de la Universidad de Concepción, que aplican la evidencia más reciente sobre la práctica de la restauración ecológica, en los proyectos y convenios que ejecuta.

La unidad de investigación de Foresta Nativa se nutre de una mirada interdisciplinaria de la restauración ecológica, con cinco líneas principales de investigación asociadas a monitoreos y ensayos actualmente en curso en las regiones de Ñuble, Biobío y Araucanía.

Dr. Felipe Aburto Guerrero, quien también es integrante del Lisab, detalló que “en este proyecto se realizó la plantación en núcleos de tres plantas, lo que hemos visto facilita las interacciones y permitiría que sobrevivan un mayor número de plantas en cada núcleo».

«Adicionalmente, mantenemos toda la vegetación arbórea nativa que está presente en el lugar y gran parte de los árboles muertos en pie, tocones y troncos caídos, que son un legado biológico importante para la fauna del sector”, agregó.

También comentó que “la práctica de la reforestación con árboles nativos la hemos complementado con monitoreos exhaustivos, estudios observacionales y distintos experimentos, que nos ayudarán a mejorar continuamente esta práctica”.

El monitoreo de estas reforestaciones está a cargo de Dra. Paula Gatica Saavedra, quien comentó que “es una etapa necesaria dentro de las actividades restauradoras, ya que nos permite identificar el desempeño de las plantas -por ejemplo para saber cuánto crecen al año- a través del tiempo y, junto con la investigación científica que se realiza en algunos predios, podemos evaluar la recuperación del ecosistema. Además, el monitoreo nos entrega información clave para poder replicar el diseño de reforestación en otras zonas”.

La superficie reforestada está ubicada en 12 predios en la comuna de Curacautín (Región de La Araucanía) y un predio en la comuna de Santa Bárbara (Región del Biobío), pertenecientes a seis propietarios con los que se mantiene una comunicación directa a través de la encargada de comunicaciones de Floresta Nativa, Silvana Campos Villavicencio, quien indica que “es muy importante involucrar a las y los propietarios, ya que ellos son quienes cuidarán estos bosques una vez que termine el proyecto”.

Además, señala que “se ha trabajado con ellos buscando generar lazos de confianza, para hacerlos nuestros aliados en el cuidado de la reforestación, a través de comunicación expedita, entrega de información de las distintas etapas y avances, y también resolviendo sus inquietudes”.

Este convenio de colaboración ha permitido emplear a un número importante de jóvenes profesionales y estudiantes motivados por recuperar los bosques nativos mediante la ejecución de trabajos de campo e investigación aplicada.

Fuente: Medios UdeC

 

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